El
primer paso para la sanidad interna(o la sanidad del alma) es
éste: ¡venga a Jesús! Cristo nos invita a ir a Él.
Si vamos a cualquier otro
lugar o buscamos cualquier otro recurso, seremos desilusionados.
¿A quién se
torna usted en tiempo de necesidad? Jesús dice: “Venid a mí…” Sí Jesús espera con Sus brazos abiertos y nos invita
a ir a Él. Él le da la bienvenida al pecador perdido.
Como se dijo antes,
necesitamos ser perdonados, y ser librados de la pesada carga de la culpa y
condenación. Ahí es donde la “sanidad interna” comienza.
primer paso para la sanidad interna(o la sanidad del alma) es
éste: ¡venga a Jesús! Cristo nos invita a ir a Él.
Si vamos a cualquier otro
lugar o buscamos cualquier otro recurso, seremos desilusionados.
¿A quién se
torna usted en tiempo de necesidad? Jesús dice: “Venid a mí…” Sí Jesús espera con Sus brazos abiertos y nos invita
a ir a Él. Él le da la bienvenida al pecador perdido.
Como se dijo antes,
necesitamos ser perdonados, y ser librados de la pesada carga de la culpa y
condenación. Ahí es donde la “sanidad interna” comienza.
Todos nosotros debemos
ir a Jesús y aceptarle como nuestro Salvador. Sin éste primer paso, jamás
podemos recibir el segundo. Es vital que nos arrepintamos si es que deseamos ser restaurados.
Tomando
su yugo, el yugo de Cristo se refiere a su gobierno o control
sobre nuestras vidas. Él no solo tiene que ser nuestro Salvador, sino también
nuestro Señor y Maestro.
El diablo quiere engañarnos con mentiras. Desea que
creamos que vamos a perder nuestra “libertad” cuando rindamos nuestras vidas al
señor.
Él nunca nos dirá que su yugo de pecado viene a ser más pesado
y más doloroso entre más tiempo lo llevemos. Llegará el momento que
caeremos rendidos bajo su peso.
Únicamente la gracia de Dios puede libertarnos
de su yugo. Muchos cristianos sufren bajo el peso de un yugo que ellos mismos
fabrican. Es el peso de una vida obstinada.
Ellos han confesado a Cristo como
su Salvador. Desean ir al cielo cuando mueran. Sin embargo no quieren someter
su voluntad a nada ni a nadie; solo desean hacer su propia voluntad en muchas
áreas de sus vidas aquí sobre la tierra. Dios a veces nos deja seguir en
nuestra propia voluntad a fin de enseñarnos una lección.
Pronto descubriremos
que es una trayectoria muy dolorosa. El andar en la “carne” incluye muchas
caídas trágicas. Cada una deja una cicatriz sobre nuestras almas como ya hemos
podido ver.
su yugo, el yugo de Cristo se refiere a su gobierno o control
sobre nuestras vidas. Él no solo tiene que ser nuestro Salvador, sino también
nuestro Señor y Maestro.
El diablo quiere engañarnos con mentiras. Desea que
creamos que vamos a perder nuestra “libertad” cuando rindamos nuestras vidas al
señor.
Él nunca nos dirá que su yugo de pecado viene a ser más pesado
y más doloroso entre más tiempo lo llevemos. Llegará el momento que
caeremos rendidos bajo su peso.
Únicamente la gracia de Dios puede libertarnos
de su yugo. Muchos cristianos sufren bajo el peso de un yugo que ellos mismos
fabrican. Es el peso de una vida obstinada.
Ellos han confesado a Cristo como
su Salvador. Desean ir al cielo cuando mueran. Sin embargo no quieren someter
su voluntad a nada ni a nadie; solo desean hacer su propia voluntad en muchas
áreas de sus vidas aquí sobre la tierra. Dios a veces nos deja seguir en
nuestra propia voluntad a fin de enseñarnos una lección.
Pronto descubriremos
que es una trayectoria muy dolorosa. El andar en la “carne” incluye muchas
caídas trágicas. Cada una deja una cicatriz sobre nuestras almas como ya hemos
podido ver.
Es evidente que esa clase de dolor interno puede ser sanado
únicamente cuando nos tornamos a Jesús y le confesamos como el Señor de nuestras vidas. Para nuestro
gozo descubriremos que Su yugo es fácil y liviano- como las plumas de un ave.
únicamente cuando nos tornamos a Jesús y le confesamos como el Señor de nuestras vidas. Para nuestro
gozo descubriremos que Su yugo es fácil y liviano- como las plumas de un ave.
La sumisión total de
nuestras vidas a Jesús significa la sanidad total de nuestras vidas por Él.
Además es la única manera hacia la verdadera libertad espiritual.
Cuando
nuestra fe, esperanza y planes para el futuro están vinculados con el Señor,
nuestras fuerzas internas serán renovadas y restauradas. Entonces podemos
remontarnos por las nubes sin cansarnos- como si fuésemos montados sobre alas
de águilas (Is 40:30,31).
nuestras vidas a Jesús significa la sanidad total de nuestras vidas por Él.
Además es la única manera hacia la verdadera libertad espiritual.
Cuando
nuestra fe, esperanza y planes para el futuro están vinculados con el Señor,
nuestras fuerzas internas serán renovadas y restauradas. Entonces podemos
remontarnos por las nubes sin cansarnos- como si fuésemos montados sobre alas
de águilas (Is 40:30,31).